El incendio intencional cometido por un sujeto contra un comercio de Mercedes, conjuntamente con una sucesión de robos que ahora incluyen intentos contra automóviles, terminan de delinear un crecimiento exponencial del delito que llama a la indignación popular y preocupa cada vez más a la policía.
La impunidad del sujeto que, en la madrugada de ayer prendió fuego los cajones que se encontraban afuera, provocando un incendio en la Provisión García del apreciado vecino Mauricio Lozano, demuestra que el delito no se produce por la necesidad de robar bajo los efectos de estupefacientes sino simplemente por diversión. Así fue el caso de este siniestro que dejó numerosísimas pérdidas ya que al ser cometido después de las cuatro de la madrugada, tomó volumen suficiente antes de que se pudieran realizar las labores de extinción. Otra serie de robos que se vienen multiplicando a diferente nivel sumados a intentos hasta ahora no concretados y que ameritan la denuncia respectiva, han provocado la preocupación general.
Testigos presenciales han indicado que en la madrugada se observan en las calles de la ciudad decenas de sujetos sospechosos con evidentes intenciones de robo, desafiando incluso el patrullaje policial y exponiendo a la población a aplicar medidas de seguridad cada vez más grandes cuyo resultado depende de la capacidad económica de cada vecino. Lo peor es que el delito de robo ya no se dirige a fincas importantes que tienen la fortuna de contar con alarmas y cámaras, sino a la población más desposeída que paga las consecuencias de una situación que va camino a transformarse en insostenible.