Con la igualdad, Chile quedó en el séptimo puesto de la tabla con 11 puntos, fuera de la zona de clasificación, mientras que Bolivia sumó 7 unidades, para ocupar el octavo lugar en la eliminatoria sudamericana a Rusia.

El bicampeón de América arrancó con todo en busca del triunfo, aplicando una presión alta que se ha transformado en la marca del equipo.

En los primeros minutos, "La Roja" aprovechó las bandas para llevar peligro hasta el arco rival, pero la falta de precisión de los delanteros y la gran actuación de Lampe, que juega en el Huachipato de la liga chilena, ahogaron el grito de los cerca de 30.000 hinchas que acudieron al Estadio Monumental de Santiago.

Bolivia respondía con tímidos contragolpes encabezados por la estrella del equipo, el delantero Marcelo Martins, aunque no generaba peligro en el arco de Cristopher Toselli.

Después de varios intentos fallidos, Chile pareció romper el cerrojo boliviano tras un centro a los 41 minutos, pero el gol de Enzo Roco fue anulado por falta de Arturo Vidal sobre el arquero, quien se quedó varios minutos en el suelo tras la jugada.

Así, los equipos se fueron al descanso en igualdad.

De vuelta de los camarines Chile retomó el control del juego, pero seguía carente de profundidad en sus ataques.

A los 62, el delantero Eduardo Vargas se las ingenió para entrar al área y sorprendió a Lampe con un globo que se fue a sólo a centímetros del pórtico.

Para intentar ordenar los ataques, el entrenador Juan Antonio Pizzi decidió a los 53 la entrada del talentoso Matías Fernández en lugar de Rodrigo Millar, pero pocos minutos después el centrocampista mostró señales de molestia en una pierna y tuvo que ser reemplazado por Felipe Gutiérrez, aumentando la confusión del equipo.

En la jugada siguiente, Bolivia tuvo el gol en los pies de Juan Carlos Arce, pero su tiro fue manoteado por Toselli y finalmente la defensa chilena logró despejar en la línea.

En los últimos minutos, Chile recurrió a los centros y puso jugadores de mayor altura en un esfuerzo desesperado por anotar, mientras los bolivianos aprovechaban cada falta para dejar correr el reloj.