XXVII – MINUCIOSO CENSO DE PARTICIPANTES DEL EXODO
Esperando respuesta de las autoridades de Buenos Aires indicándole el sitio donde poder establecerse con ese enorme conglomerado de almas que prefirieron soportar inmensas penalidades, sufrimientos de toda índole, pasar hambre, aguantar sobre sus cuerpos tanto tremendos soles como abundante lluvia y temporales, casi todos al descubierto llega esta penosa marcha a un punto denominado Salto Chico, elegido por Artigas para esperar allí aquella contestación.
Mientras que las aguas del Río Uruguay corrían en sentido inverso al que habían recorrido, pueden los sufridos marchantes descansar reponiendo sus fuerzas y dando descanso a bestias y carruajes. Es un supuesto descanso, pues sus mentes siguen pendientes de los sucesos que se habían producido y de los que vendrán. Nadie sabe cuál será el acontecimiento que en los próximos días les aguardarán, a donde serán destinados, tampoco si el haber llegado hasta allí los ponía a salvo del acoso de las fuerzas enemigas.
Es en esas circunstancias y aprovechando ese ocasional descanso que manda Artigas levantar un censo de quienes se encuentran en las proximidades de ese lugar adonde habían arribado. Y obedeciendo esa orden, una persona que denota ser letrada y ágil, en poco tiempo, realiza un completo trabajo estableciendo con letra clara, todos los datos precisos que nos muestran a 200 años de aquellos días, quiénes y cómo fueron hasta ese lugar, vecinos y paisanos de los más diversos pagos y parajes de la Banda Oriental, siguiendo a quien, como hemos dicho, consideraban la única persona capaz de ampararlos y conducirlos a sitios seguros.
Y es allí que conocemos los nombres de quienes participaron en aquella epopeya y no sólo sus nombres, sino sus parejas, esposas o concubinas, cuántos hijos mayores de edad y su sexo, separando varones y mujeres, cuántos hijos menores, los esclavos, los que también están indicados separados por sexos, seguían a sus amos.
Se detallan también la cantidad de carretas en que se conducían y hoja por hoja, se suman y transportan de una a otra las cantidades que van surgiendo, siendo todo ese prolijo trabajo obra de una sola persona, según se comprueba, cotejando números y letras desde el principio hasta el fin.
Aparecen allí contrastes notables: quienes como Rumualdo Ledesma y Ramón Aguilera que han sumado 10 y 13 carretas a esa larga caravana, hasta muchos matrimonios cargados de hijos que vienen posiblemente a pie, pues no se indica su medio de transporte.
Otros como María Montesdeoca, María Santucho, Gregorio Lepuriano, María Almirón, Rosa Ramírez, Petrona Mansilla y varios más son viudos y figuran solos y sin medio de conducción, posiblemente transportados en carruajes de amigos o familiares.
Encontramos entre esa larga lista de 4.031 nombres a Juan Benavídes y Ana Feo, que fueron los padres de Venancio, aquel que junto a Pedro Viera (que viene también entre este número de peregrinos con su mujer Juana Chacón), promovieron y comandaron el Grito de Asencio.
Pablo Perafán de la Ribera y Andrea Toscano figuran también allí, siendo estos los padres de Fructuoso Rivera, luego Primer Presidente de nuestra República. Vienen ellos con 7 carretas en las que conducen 2 hijos menores, 3 hijas mujeres y 16 esclavos de ambos sexos, explicándose este hecho por ser don Pablo, un empresario propietario de una tropa de carretas que se ocupaba del transporte y del comercio de mercaderías entre los distintos poblados y puertos de este suelo. Muchos familiares de Artigas lo siguen conociendo que no los defraudará, aunque saben que deben soportar penalidades y sufrimientos sin número, encontrando entre ellos , amén de su padre Martín José Artigas ya anciano a quien acompañaban dos hijas mujeres y 6 esclavos que se conducían en tres carretas, acompañados también de otros Artigas como Francisca, casada con Juan Angel Navarrete, José Antonio y su esposa Tomasa López, Fernando con Concepción Trías, Pedro y su mujer Rufina Mendieta, Narcisa con su esposo José Gutiérrez, Miguel Carrasco y Juana Artigas, Manuel y su esposa Estefanía Maestre. Todos ellos con sus respectivos hijos, como también Modesta Artigas y Juan Mensaca, Nicolás Artigas y Josefa Alvarez, Juana y Juliana , ambas viudas y María Josefa con su marido Juan Rodríguez.
Se detallan también un considerable número de apellidos de origen guaraní como el de Baltasar Zagatú y su mujer Josefa Napatu, Jacinto Guirapatu y María Francisca Arayé, Gabriel Parati y María Rosa Bagey, Ipolito Tiraparé y Catalina Guayerí y muchos otros.
Y escudriñando los orígenes de cada familia podemos, cosa que en lo personal ya hemos hecho (1) ,saber de qué poblado, de que paraje, de que zona provenían cada uno de los integrantes de las mismas, de quienes figuran entre esos más de cuatro mil nombres, minuciosamente detallados en ese formidable censo, obra de un solo hombre.
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(1) Ver la obra “Soriano en el Ëxodo”- Historia y Genealogía- Participación de familias de la zona en ese hecho” – de mi autoría en su 3ª. edición – año 2011.