Han pasado ya casi 2 meses del nuevo año, si bien teníamos la ilusión que al cruzar la barrera del 31 de diciembre del fatídico 2020 la cosa cambiara, no hubo magia, y todo sigue más o menos igual. La diferencia clara es que en el 2021 el tema central deja de ser el conteo diario de positivos y muertos, pasando a ser cálculos y proyecciones de cuando la vacuna lograra inmunizar a la población. 

Hemos tenido suerte, o éxito, o ambos, desde el inicio el gran tema a evitar era el colapso del sistema de salud, contagiados y muertos iba a haber, pero como sociedad civilizada, más allá de tratar de reducir daños, no podíamos permitir que sucediera lo que lamentablemente pasó en España e Italia cuando debían elegir a quién atender y a quién no, en Uruguay con los pacientes en CTI reduciéndose y las vacunas en puerta, ello no sucederá. 

La otra pata de la Pandemia, es la economía, y a mi criterio aún no hemos visto ni sentido las verdaderas consecuencias del parate mundial del 2020. Seguimos estando como en esos grandes derrumbes que el polvo no deja ver como ha quedado la cosa, la magnitud del daño, y ese polvo terminará de asentarse éste año, por lo que habrá que idear planes para rescatar a los caídos, que no se caigan los que penden de un hilo, y reconstruir lo que se ha tumbado. 

Si bien de ello depende el futuro, ahora el gran tema mundial son las vacunas, “la carrera por las vacunas”, y en este punto quería enfocar el artículo.

Mucho se ha hablado al respecto que un nuevo mundo surgirá luego de la Pandemia mundial, que puede surgir un mundo mejor, más solidario, menos competitivo, enfocado en lo importante que es la forma de vida de todos los habitantes del planeta y no las cosas materiales que son superfluas, pues debo decir que la carrera por las vacunas ha dado claras respuestas a la interrogante de cómo será el nuevo mundo.

Entiendo a los soñadores que pregonan por un nuevo orden mundial, que ésta es la oportunidad para barajar y dar de nuevo, pero lamentablemente Disneylandia es un cuento de fantasía, lamentablemente el mundo real se mueve mucho más parecido a la sabana Africana, donde el León que reina es el más poderoso, y cuando pierde fuerzas hay decenas esperando la más mínima oportunidad para desterrarlo, en el mejor de los casos. 

Lo que estamos viviendo con las vacunas es un presagio de lo que de verdad será el nuevo mundo, el mundo post pandemia. El discurso de la OMS de que la vacuna debe llegar a todos los países del mundo por igual sin discriminar países ricos de países pobres, es loable, es compartible, es lindo soñar que así fuera, pero no lo es. Los países desarrollados son los que invierten miles de millones de dólares en investigación y desarrollo, no solo de medicamentos sino de armamento, tecnología, etc., y lógicamente serán los primeros en beneficiarse de sus logros. Pensar que un político de Alemania, o EEUU por decir algunos, le diga a su población, a sus votantes, que primero van a dar las vacunas a África, mientras siguen muriendo miles de sus compatriotas y sus economías se debilitan por las medidas de aislamiento, no parece demasiado coherente. 

Podríamos trasladar el razonamiento a Uruguay, hemos sido lo suficientemente fuertes y hábiles para poder negociar directamente con los Laboratorios Internacionales para comprar vacunas, estamos lejos que se sature el Sistema de Salud, pues entonces las dosis que nos dará la OMS mediante el mecanismo Covax, no las aceptemos y donémoslas a Haití por ejemplo, no lo he escuchado a decir verdad, ni de políticos de ningún color ni de ninguna Organización social. Y si no hubiéramos estado preparados para negociar bilateralmente, y debiéramos esperar por el mecanismo Covax como deberán hacerlo muchos países pobres, a sentarse a esperar amigos. 

El primer país en lograr inmunizar su población será Israel, no solo porque han desarrollado vacunas sino porque se han impuesto en la carrera por la compra  a los Laboratorios, ¿Cómo lo han logrado? Poniendo más dólares sobre la mesa, así de sencillo, nunca faltará el soñador que diga que podrían ser solidarios y compartir con sus vecinos de Líbano, alguno que lo pellizque por favor!!!

Por si quedan dudas los últimos datos dicen que los 50 países más ricos llevan administradas el 70 % de las dosis utilizadas, mientras que los 50 más pobres el 0,1 %.

Podemos pregonar por la solidaridad mundial, reclamar a los poderosos que le den vida a los más débiles, quizás debamos fortalecer y mejorar Organismos Internacionales como la OMS etc.,  pero siendo realistas, ante el gran sacudón mundial del 2020, debemos desayunarnos que lo que se viene será más complejo, más ferozmente competitivo, habrá menos espacio para los que no estén preparados, los países deberán esforzarse en que no quede gente por el camino y a la vez preparar a las actuales y nuevas generaciones para afrontar un futuro que mucho más que antes, demandará esfuerzo, conocimiento, emprendedurismo, para de esa forma estar preparados para correr carreras, que al igual que las de las vacunas, solo triunfarán los más fuertes. 

(Las afirmaciones son de carácter personal y no comprometen la opinión de ninguna Organización)