Estaba buscando algo que me motivara a escribir y a decir verdad pocas cosas verdaderamente nuevas están pasando en el mundo y en nuestro país, seguimos con preocupación los datos diarios de infectados, sigue el énfasis en la “libertad responsable”, y también el dilema entre “vuelta a la normalidad vs. riesgo sanitario”, ahora en el supuesto peor momento del Virus el gobierno al fin se decide a flexibilizar el protocolo y que los niños vuelvan con normalidad a la Escuela, no parece lógico pero ya poca cosa sorprenden en este inolvidable 2020. Mientras tanto seguimos viendo con asombro como nuestros vecinos están cada vez peor en todo sentido, y en el caso Argentino nos sentimos espectadores de una película de terror que ya sabemos el desastroso final, Europa entre las atrocidades terroristas y el Covid en la segunda ola que no da tregua, en fin, seguimos agazapados esperando que en algún momento pare el chaparrón.
A nivel económico es imposible hacer predicciones serias de ningún tipo, continuamente se están corrigiendo, (recientemente los organismos internacionales ajustaron a la baja las proyecciones para Uruguay), y todo ello por la sencilla razón que la incertidumbre es inmensa, el desarrollo de la vacuna avanza con serios problemas y algunos retrocesos, y si no sabemos cuándo va a volver la seudo normalidad, solo resta seguir como podamos haciendo lo mejor posible, pero sin tener certezas de ningún tipo. La novedad es que las fronteras estarán cerradas para el ingreso en temporada turística, y por ende el año próximo en términos del PBI empezará muy embromado.
Lo que si he percibido con cierta sorpresa es la conducta política de algunos sectores importantes del país, del Pit Cnt, sin bien era más esperable, pero en particular de la oposición, que se lanzan a promover el Referéndum para voltear la LUC, la principal Ley que fue aprobada por el nuevo Gobierno. Sin opinar sobre la LUC, se debe reconocer que dicha Ley no fue una sorpresa para nadie, había sido abundantemente promovida en la campaña electoral y es un reflejo de lo que allí se dijo, entonces no parece descabellado concluir que ya fue votada y aprobada por el pueblo en la Elección Nacional. Es una estrategia que me cuesta un poco comprender, y más aún si consideramos que según las últimas encuestas, claramente influenciado por la “luna de miel” extendida por el efecto pandemia, el gobierno cuenta con más del 60 % de aprobación, solo 1 de cada 5 uruguayos desaprueba la gestión, con lo cual la posibilidad de éxito, en una elección no obligatoria que requiere el apoyo de más del 50 % de electorado, son bajísimas. Entonces solo se explica por el objetivo de mover la militancia sobre todo en la extensa etapa de la junta de firmas, y para mantener lo que se ha expresado como un slogan “Resistir”, o sea aquello de mantenernos del otro lado, ellos y nosotros, y para ese objetivo debemos buscar batallas que luchar para que no se nos disperse el rebaño, es una táctica vieja, pero lamentablemente lo que hace es seguir alimentando esa dicotomía, la tan famosa “brecha”. Del otro lado también sucede, se escuchan discursos que al momento de defenderse de las críticas, se acusa al otro de que su único objetivo es pretender marcar y ampliar la brecha.
La policía cumple con su deber respondiendo a las normas que legítimamente establece el Poder Político, en el marco de la delicada y excepcional coyuntura que implica la Pandemia, y rápidamente se acusa a la Policía de represora y violenta, y que atenta contra los derechos tales y cuales, aunque no existan ni denuncias en ese sentido, pero por otro lado se exige al Estado que intervenga, controlando y apoyando en diversas áreas.
Al respecto, en estos días he visto la película / documental que está muy de moda en Netflix, el Dilema de las Redes Sociales, seguramente muchos ya lo han visto y versa acerca de lo negativo de las Redes Sociales, la idiotización espeluznante que provocan, en términos políticos podríamos llamarle “adoctrinamiento”, y lo que es peor no solo limitan nuestra capacidad de razonamiento objetivo como espectadores sino que son capaces de incidir en lo que hacemos. Todo tipo de propaganda puede ser de cierta forma considerada adoctrinante, bien lo sabía Joseph Goebbels en el régimen Nazi, y varios más, antes y después, pero las Redes Sociales tienen un potencial nocivo aún mayor, porque no solo nos bombardean con propagandas, sino que nos hacen ver una realidad parcial, solo la parte que nos gusta, solo nos mostrará lo que queremos ver, de esa forma vamos sintiendo no solo que tenemos razón, sino que cada vez son más los que opinan como nosotros y prácticamente no existen las voces discordantes.
Esto es un problema actual y lo será aún más en las próximas generaciones, con lo cual la “brecha”, exista o no, es al final de cuentas irrelevante, lo que si es seguro que existirá en nuestras cabezas, en “nuestra realidad”. Ya pocos problemas tenemos al respecto como para que desde el ámbito político, en lugar de aprender a convivir, escuchar y respetar al que piensa diferente, se promueva lo contrario.