Lo peor que podemos hacer como personas, y mucho peor aún como sociedades, es contentarnos con lo que hemos logrado y asumir que hasta allí llegamos, que no somos capaces de ir más adelante para seguir progresando y mejorando. Hay que reconocer que la autocomplacencia de cierta forma puede llegar a ser un mecanismo natural en el ser humano para sentirnos bien, si continuamente nos estamos cuestionando y apreciamos que nuestro esfuerzo no fue el suficiente, y que nuestros logros pudieron ser mejores, de alguna manera estamos atentando contra nuestra felicidad, el hecho de estar siempre “en deuda” con nosotros mismos muy probablemente no nos permita disfrutar lo logrado y sentirnos plenos.
Pero por otro lado, si no contamos con esa insatisfacción, será difícil que tengamos la motivación necesaria e indispensable para ir hacia adelante, nada se logra si no es con esfuerzo, es casi imposible que las cosas buenas nos lluevan, y aún así, aunque seamos muy favorecidos por cuestiones azarosas, los logros que fueron precedidos de un esfuerzo para llegar a ellos sin dudas son más apreciables, incuestionablemente más disfrutables.
Basta conocer la historia de los uruguayos exitosos más reconocidos a nivel mundial, nuestros futbolistas de elite, ninguno de ellos llegó a lo que llegaron solo por sus dotes naturales, son necesarios pero para nada suficientes, escuchar a Suarez y sus anécdotas de las que pasaba para ir a entrenar y sobrellevar la vida familiar, son suficientes para saber que sin esfuerzo, constancia, disciplina, dedicación y resiliencia, no hubiera conseguido ser lo que es hoy, el concepto de autocomplacencia no existe en su psiquis.
La gran mayoría de los mortales seguramente estemos muy lejos de esos niveles de excelencia, corremos el riesgo que la mediocridad nos lleve muchas veces a contentarnos con lo que tenemos, con lo que somos o lo que hemos logrado, por más que en el fondo, y no tanto, sabemos que podríamos tener un mayor nivel, mayor calidad y compararnos con los mejores aunque estemos por debajo de ellos, y no sentirnos bien al compararnos con los peores y estar en mejor posición, forzar una resignación y de esa forma no exigirnos más para mejorar.
Allá por el año 1700 y poco el Reino de España le encomienda al gobernador del Río de la Plata, Bruno Mauricio de Zabala, la fundación de la ciudad de Montevideo, cuenta la historia que los primeros pobladores venían de Buenos Aires y de las Islas Canarias en Europa. Fue una ciudad amurallada que demoró bastante en crecer, logrando luego de expandirse de la Ciudad Vieja grandes logros en lo arquitectónico, simplemente mencionar la construcción de kilómetros de rambla costanera bellísima, ni hablar del Palacio Legislativo, parques y plazas, etc.
Montevideo es una ciudad privilegiada, con más de 25 km. de costa, con parques espectaculares que proliferan en la ciudad, como el Parque Batlle donde vivo actualmente, ni hablar de El Prado, preciosas residencias a lo largo de toda la ciudad, edificios públicos admirables. Basta recorrer la Avenida 18 de Julio mirando hacia arriba y sorprendernos con edificios palaciegos por doquier.
El problema que si hacemos eso muy probablemente nos demos de cara contra el piso, dejemos de sobrevolar imaginariamente una ciudad preciosa para darnos de bruces con el Montevideo real del 2020, donde el estado de las aceras en toda la ciudad es calamitoso, digno de una ciudad que ha sido bombardeada, atacada por la ineficacia y la inoperancia. Me ha tocado andar con un carrito con niños por la ciudad, así que me sobra conocimiento de causa.
Montevideo es hoy una ciudad sucia, atrasada, insegura y desordenada, basta viajar un poco y conocer otras ciudades del mundo para darnos cuenta de lo que se ha convertido nuestra capital, y no estoy hablando de ir a ciudades maravillosas y modernas como Shanghài o Quebec, sino compararnos con ciudades similares de un millón y pico de habitantes.
Es una ciudad atrasada en lo arquitectónico pero ni que hablar en la infraestructura, lo único que ha aumentado significativamente en Montevideo es la cantidad de automóviles, y en la ciudad seguimos teniendo un solo túnel que fue inaugurado en 1961, casi 60 años después y recién ahora empezó la obra del segundo túnel, con 5 o 6 se solucionaría gran parte del problema del tráfico de la ciudad, y cuestan únicamente 15 o 20 millones de dólares, recordemos que sólo en el malogrado corredor Garzón del gobierno de Ana Olivera se desperdiciaron 80 millones, y cabe mencionar además que los que vivimos en Montevideo pagamos más impuestos que les habitants de París.
El transporte público es malo, contaminante ambiental, visual y sonoramente, ineficaz  y brinda un servicio que en horas pico es similar a un tren de ganado a vapor, en estos días un Cutcsa con pasajeros a bordo perdió todo su tren trasero, de milagro no fue una catástrofe. Quisieron hacer algo parecido al Metrobus que Bogotá ha exportado al mundo, pero lo hicieron a medias y mal, el carril “Solo Bus” no ha mejorado nada. Y hay soluciones que no requieren demasiado dinero, en Buenos Aires hace 20 años que los semáforos de las Avenidas están perfectamente coordinados, y en las horas pico las Avenidas principales cambian de sentido, aquí por ejemplo sería poner la rambla en todos sus carriles hacia el Este por las tardecitas, y lo contrario por las mañanas, parece ser que esas cosas funcionan en muchas partes del mundo pero aquí no, o no se puede, no llego a entenderlo la verdad. Ni hablar de que en pleno 2020 siguen en las calles los carritos tirados por caballos, incluso manejados por menores, seguimos sin encontrar una solución, y todavía en la mayoría de los casos actúan con total impunidad y no respetan regla alguna de ningún tipo.
Dejé para lo último el tema de la basura, hace poco conversaba con padres de compañeros de Colegio de mi hija, y uno de ellos, cirujano él, me decía “es un tema complicado”, de ninguna manera es así, con los avances tecnológicos es cada vez más sencillo y no es un problema real en ninguna ciudad seria que conozco, aquí si es un problema pero por la historia repetida de conflictos Intendencia vs. Adeom (gremio municipal), o sea un problema de gestión básico.
El Parque Batlle, que recorro todos los días, como dije es espectacular, pero lamentablemente entre la inseguridad, gente durmiendo bajo los arbustos y la mugre, no puedo dejar ni que el perro lo recorra libremente, una pena!!! Ni que hablar de darse una vuelta por la periferia de la ciudad, la desprolijidad y la mugre es lo más parecido a estar recorriendo ciudades de Nicaragua o Haití después del paso de un Huracán.
Lamentablemente en la capital de Uruguay parece ser que la autocomplacencia social nos ha ganado, ya nos hemos convencido que no es posible que el tráfico sea planificado y ordenado, que el transporte público sea decoroso, y que no hay solución para la mugre “porque es un tema complicado”, nada de ello es así, podríamos tener en Montevideo una ciudad modelo porque tenemos todas las condiciones para serlo, donde dé placer recorrer sus calles y parques, donde la basura se recoja como es debido, donde tengamos fuentes esplendorosas y que no sean las duchas de los indigentes.
El salto en calidad es posible, lo primero e indispensable es ser consciente  de lo que es la ciudad hoy, luego apuntar más alto y dedicar esfuerzo para lograrlo. Hay cosas que dependerán del próximo gobierno departamental y otras que deberían lograrse en concordancia con el gobierno nacional, también lógicamente es imprescindible lograr involucrar a los ciudadanos, pero sin lugar a dudas mejorar el estado de la capital, y no contentarnos con que no se puede, es parte del camino hacia el desarrollo del país todo. 
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