En el marco de las actividades previstas por el Día del Patrimonio la Fundación Ateneo realizó ayer una charla sobre la declaración de los Derechos Humanos de 1948 que estuvo a cargo de Efraín Cano. En la oportunidad repasó algunos mojones históricos que sirvieron como antecedente de dicha declaración.
La exposición inició con las siguientes preguntas: ¿qué son los derechos humanos? ¿Son una construcción moderna? ¿Acaso existieron derechos humanos en la antigüedad remota?
El historiador subrayó que los derechos naturales de los humanos no tenían un inicio único, puesto que varias culturas antiguas elaboraron decretos, leyes y constituciones protegiendo la vida de sus habitantes.
Mencionó en primer término el rollo de Ciro, una serie de leyes y normas ordenadas por el rey persa Ciro en el año 539 antes de Cristo ordenando a sus soldados que no atentaran contra la vida de los vencidos.
Sin embargo afirmó que también en libros religiosos pueden encontrarse antecedentes directos de derechos humanos, por ejemplo, en el pasaje bíblico sobre los 10 mandamientos, unas reglas que deben cumplirse con el objetivo de ser fiel a un principio creador y ordenar la vida de los hombres.
También los griegos dedicaron varios siglos al estudio de los derechos del hombre y su lugar en el universo. Sorprendentemente los griegos creían que la justicia, los derechos y la política estaban intrínsecamente unidos y que esta última debía constituirse como un instrumento superior de protección hacia los más necesitados.
La disertación prosiguió analizando los derechos humanos en la edad media, donde la vida estaba centrada única y exclusivamente en la religión. Hizo hincapié en el papel que jugó el clero católico en occidente en la elaboración y resguardo de doctrinas jurídicas sobre la temática.
Posteriormente, con el descubrimiento y colonización de América, en España surgen numerosas universidades, fundamentalmente la de Salamanca, que comienzan a estudiar los derechos de los indígenas, una profunda discusión que va a finalizar con la teoría del Ius Gentium, derecho de gentes, de Francisco de Vitoria.
Con la llegada de siglo de las Luces, el XVIII, las revoluciones producen constituciones que se consolidan como los pilares de los derechos humanos que conocemos en la actualidad. Entre ellas se destaca la declaración de independencia de Estados Unidos que establece el cuidado y el derecho de todo ciudadano a la felicidad, y declaración del Hombre y el ciudadano producto de la revolución francesa de 1789.
Finalmente el historiador subrayó la incidencia en el campo del pensamiento humano de los cambios sociales y económicos del siglo XIX que van a producir los ideales siglo posterior.
Luego de las sangrientas y catastróficas guerras mundiales de 1914 y 1939 se forma la Organización de Naciones Unidas, sucesora de la Liga de las Naciones, con el propósito de resguardar la vida humana en todos los rincones del planeta. Y con ella se construyen los 30 derechos humanos básicos en 1948.
Sobre esto último reflexionó acerca de la relación paz-guerra que cubre la mayor parte de la historia de la humanidad, donde ningún derecho vital fue conquistado sin el uso de la fuerza y las armas a través de revoluciones y guerras.