Agustín Herrero, estudiante de Comunicación, residente en Montevideo pero salteño de nacimiento dijo a Crónicas que las acciones que se llevan a cabo allí son abiertas a todo público a partir de las 20.30 y a las 17.30 la actividad está dirigida especialmente a niños y adolescentes poniendo especial énfasis en ello y llevada adelante por gente capacitada en estas cuestiones, ofreciéndoles además de los castillos inflables, juegos, canciones, la palabra de Dios, con un mensaje sencillo, con la claridad necesaria para que puedan comprender el alcance de su amor.
Los chicos tendrán su última actividad esta tarde pero la carpa continuará hasta mañana.
Se trata de un grupo de entre 30 y 40 jóvenes cristianos que se sumaron a los otros chicos que forman parte de la congregación de la Iglesia Cristiana Evangélica de barrio 33 y plaza Lavalleja pastoreada por Roberto Rusell.
Agustín señaló que todos resolvieron “invertir el tiempo de nuestras vacaciones, de nuestro verano para compartir el mensaje que ha transformado nuestras vidas y también nos hace sentir la necesidad de compartir estas noticias para que otros conozcan esta verdad”.
Informó que durante todo el mes de febrero han venido recorriendo algunas ciudades y capitales departamentales. “Hemos estado en San José la primera semana, en la segunda fuimos a Rosario departamento de Colonia, en la tercera viajamos a Villa del Carmen en Durazno, y luego a Rocha y ahora estamos terminando en Mercedes”.
Dijo no querer encasillarse en una religión agregando que hay que sacarse los prejuicios de que “es todo un negocio, es todo mentira la religión, es un verso, u otras versiones. No somos religión, tenemos una relación con Dios y es el mensaje que queremos transmitir. Queremos recuperar valores que se van perdiendo, el suicidio, el aborto, van en aumento, pero nosotros traemos el mensaje de esperanza, de solidez familiar pero sobre todo del evangelio. La Biblia dice que todos somos pecadores, y esa es la mala noticia, pero tenemos otra noticia y es una buena, y tiene que ver con que Jesús murió por nosotros, por amor a cada uno de nosotros, para que podamos ser salvados del infierno que nos merecemos y podamos tener vida eterna junto con El para siempre pero también poder tener una vida abundante acá en la tierra de la mano de nuestro Creador.
Somos jóvenes a los que nadie nos paga ni nos han lavado el cerebro sino que estamos pagando una cuota para poder trasladarnos y comer porque nos encanta compartir este mensaje que nos ha transformado la vida y cada uno tenemos una historia para contar. La esperanza que le queda a las comunidades del mundo es Jesucristo.
La invitación dijo, es para que se acerquen, con su playera a conversar, lleven el mate y cuenten su historia pero también escuchen testimonios de lo que Dios ha hecho en la vida de las personas que vienen de diferentes estratos económicos y sociales.