Se solucionan los problemas del país con planes sociales? No son pocos los políticos que se apoyan en la ayuda material para responder a las necesidades de un amplio sector de la población que está al margen de sus derechos.
Quizá, porque no han tomado nota de la forma en que hablan y se mueven los nuevos grupos.
Las costumbres, el idioma y hasta la música que hoy prefieren, hablan de una clara decadencia social que no eligieron y eso es lo grave.
Observadores de la realidad advierten que la música, las letras de las canciones y hasta el idioma español uno de los más ricos del mundo se han estado sustituyendo por mediocridades. Estudios de 1995 probaron que la comprensión lectora de un niño dependía de la frecuencia con la que sus padres les leyeran un libro. Los datos son terribles: La Real Academia Española acuña 88.000 palabras en el idioma español. De ese total el ciudadano promedio habla o escribe con 1.000 palabras, pero los jóvenes manejan apenas 250.
De otra manera: además del escaso número de vocablos manejados por los jóvenes la vocalización también ha estado cambiando de modo que muchos vocablos se han transformado en sonidos guturales solo entendidos entre ellos que los vuelve parecidos a los indígenas de la América precolombina.
La música, la poesía, el arte, la arquitectura y muchas otras manifestaciones de la cultura también están teniendo transformaciones brutales.
Un estudio reciente publicado en España sostiene que la decadencia de la música se basa en la simpleza de los acordes casi sin partitura donde moverse de un acorde a otro parece demasiado arriesgado optando entonces por la repetición.
Así las cosas, las letras de las canciones corrieron la misma suerte, y desde aquellos relatos emocionantes que surgían de las canciones hemos pasado a la simpleza total. Ahora bien: ¿podemos soñar con que las nuevas generaciones encuentren la felicidad entre tanta mediocridad? L-Gante preso y todo, sigue llenando estadios y nadie puede afirmar que quienes lo siguen eufóricamente no son felices.
¿Entonces? Entonces parece probado que hay enormes legiones que se van apartando de lo que un día conocimos como cierto y humanizado y que vivir en la simpleza será el destino de la mayoría. El tema será saber si lo hicieron por elección libre o porque están siendo tropeados a un destino que no tiene retorno.