Como decíamos antes, la religión dominaba todos los aspectos de la vida de aquellos primeros vecinos, ya que las creencias eran muy acendradas, en muchos casos mezcladas con supercherías o supersticiones.
El hecho de que los primeros curas que sirvieron en aquellos inhóspitos parajes tenían que sobrevivir con los escasos ingresos producidos por su atención religiosa, ya que estaban obligados a registrar tanto los nacimientos, a través de los bautismos de los recién nacidos, como también las defunciones de quienes debías sepultar en sus curatos, así como también realizar la unión de las parejas a través del matrimonio religioso, actividades todas que si bien en muchos casos, debido a la pobreza de sus feligreses debían realizarlo de favor o gratis, en ocasiones, tratándose de vecinos de cierto rango o cierto capital u otros de destacado lustre, en general venidos de Buenos Aires, podían percibir los derechos llamados “la congrua”, por su intervención, lo que les permitía atender sus inmediatas necesidades.
Como la concurrencia a misa era una obligación necesaria y de la cual no podían escapar los vecinos del distrito, eran esos los momentos en que se juntaban en el templo o fuera de él los habitantes de los contornos, estableciéndose así la comunicación necesaria entre ellos y se entablaban desde negocios hasta noviazgos en los alrededores de la entrada de las capillas, como también eran lugares en los que se intercambiaban noticias sobre tal o cual suceso, tanto de índole político, militar o policial llegado el caso, mencionándose hechos o circunstancias sucedidas en tal o cual paraje o en las ciudades de entonces que eran Montevideo o Buenos Aires o incluso en alguno de los parajes vecinos.
Sin duda ocupaban sus comentarios las noticias recibidas desde la metrópolis, en especial en la época a que nos referimos, por los hechos que se estaban produciendo en la Península que llegaban siempre con gran retraso a estas tierras.
En las puertas de los templos se fijaban también los decretos u órdenes de las autoridades, así como también la descripción de asesinos o malhechores peligrosos que eran buscados por las milicias de entonces y que se refugiaban en los montes, mientras que en años posteriores se realizaban también allí las elecciones de los cabildantes o de las autoridades que ejercerían sus cargos en esos distritos.
Explicados estos pormenores, nos quedaría por decir que la Banda Oriental, en lo religioso, pertenecía a la Diócesis de Buenos Aires en aquellos años y que en el año 1803 llega al Río de la Plata el último Obispo español que se desempeñará en esa Diócesis con sede en aquella capital, Don Benito Lué y Riega, quien de inmediato, apenas desembarcó en Maldonado, visita toda su amplia Diócesis, viajando en incómodas carretas con un séquito de servidores, esclavos, secretarios, guardias armados, etc., recorriendo toda la inmensa superficie de su Ministerio y visitando infinidad de capillas o templos en un larguísimo recorrido que duró, primero unos siete meses hasta su regreso a Buenos Aires y luego, desde allí otros seis meses en un nuevo y diferente periplo hacia otras zonas de su obispado.
Su ministerio se extendió hasta después de los sucesos de 1811, ya que falleció el 22 de marzo de 1812 en Buenos Aires y en una circunstancia que dejó lugar a muchas especulaciones, sospechándose que pudo haber sido envenenado. Tuvo participación activa en sucesos trascendentes para la historia de la región, ya que pocos años después de su llegada a estas tierras, tuvieron lugar las Invasiones Inglesas que requirieron su intervención ante la disparidad de cultos con los invasores.
Si bien los motivos y las actitudes fueron distintas unos años después, ante aquel hecho de la llegada de las tropas inglesas que practicaban el protestantismo, fueron muchos los curas que pretextando razones de atención del servicio religioso, pedían y recibían pasaporte para pasar de Buenos Aires a la Colonia, desde donde se dirigían enseguida a Montevideo o al interior de la Banda Oriental, incitando con sus sermones y sus arengas a tomar las armas para la reconquista de Buenos Aires.