V - Desavenencias entre Correa y Viera.
Producida la toma de la Capilla Nueva y el sometimiento de Villa Soriano, era imperioso organizar administrativa y militarmente estos lugares y pensar en los movimientos posteriores, pues ya eran numerosos los que se habían plegado al movimiento insurrecto y también eran numerosos los españoles realistas que debían ser observados por sus posibles actitudes revanchistas. Por tales motivos y según las Instrucciones que ordenó Correa en sus primeras disposiciones, se trató de privar de armamento a los españoles que desde San Salvador y el Espinillo pudieran tratar de reconquistar aquellos puntos estratégicos para los revolucionarios. Impone así a los jueces de aquellas poblaciones, su obediencia bajo pena de la vida.
Habiendo quedado Viera en Soriano, tal vez en casa de sus parientes y porque no, participando de alguna fiesta por su afición al baile, recibe carta de Correa previniendo la posibilidad de algún desorden, por haber sido puestos en libertad, en Mercedes, 25 o 30 españoles expresando…”dicen que bajo fianza”.. y que pueden tramar algo en secreto. Vuelto Viera a esta Capilla, vuelve a insistir Correa, escribiendo a aquel en la noche del siguiente día (6 de marzo), recalcando que …”no me parece regular dejen de tratarse como prisioneros…(a quienes)…. Ya los veíamos declarados enemigos”… y vuelve a insistir…” deben mantenerse en su arresto, pues debemos precavernos mucho por nuestra seguridad”. Agrega que el Comandante Agustín de la Rosa, aparentemente, ha contenido a alguno de aquellos españoles, evitando que realicen algún acto que promueva un nuevo desorden.
En otra misiva le pide que con 200 hombres ataque Colonia, obteniendo así más armamento, pues en la Estancia de Antonio Villalba en la Calera de Narbona se estaban organizando las fuerzas realistas, teniendo embarcaciones para huir hacia Montevideo, pidiéndole que ataque ese punto, y en particular detenga un “Falucho” que está en ese puerto, para que no escapen. Se confirman luego esas presunciones y temores, pues al dejarse libre a los españoles prisioneros, varios fueron autorizados a ir a sus estancias, entre ellos Benito Chain y el mismo Comandante de la Rosa que pasó a la de Francisco Martínez de Haedo del otro lado del Río Negro. Al primero (Chain) lo encontraremos días después, mandando una división española atacando Paysandú, en la que muriera Redruello entre otros. Ya dijimos también que Pedro Manuel García, que había huído a Montevideo, participa en mayo, al frente de un contingente español, peleando contra Artigas en la Batalla de Las Piedras.
Se ve que Correa es luego ignorado, por lo que previendo que podía tener un desgraciado enfrentamiento con alguno de los españoles liberado, parte hacia Buenos Aires, para dar cuenta a la Junta Superior instalada allí, de todos los acontecimientos vividos hasta entonces.
-------------------------
Justo Correa pertenecía al Cuerpo de Blandengues, creado en 1796, al que se sumó Artigas al año siguiente
--------------------------
En nota que pasa el Capitán de Dragones, Pedro González Cortina a la Junta de Buenos Aires destacando los servicios de Correa, menciona que: “…este sujeto, abatido por la intriga y parcialidad de aquellos que yo creía columnas de la patria, ha tenido que abandonar su empresa y dirigirse a la fraternal protección de V.E., el que informará de todo cuanto ocurre, es sujeto de verdad y buen patriota.
Como se dijo en notas anteriores y se expresa en documentos recopilados en el Archivo Artigas, Justo Correa era oficial de Blandengues, el que por motivos de enfermedad se hallaba en la Capilla de Mercedes, tal vez tomando baños salutíferos en las aguas del Río Negro las que tenían fama de curativas, con licencia temporal de más de un año para atender su quebrantada salud, y fue lo que explicó al comienzo del levantamiento de los patriotas, diciendo que los acompañaba sin poder participar activamente por sus dolencias.
Pocos meses después pide liquidación de sus haberes que se le debían desde enero de 1810 hasta octubre del año siguiente, desapareciendo luego de la escena militar, ya que por sus dolencias y enfermedades, posiblemente, solicitó la baja del cuerpo de Blandengues.