IV – Justo Correa y sus instrucciones.
Basándonos en los diversos documentos publicados en los distintos tomos del Archivo Artigas, examinamos los que fueron signados por Justo Correa, a quien en principio se le dejó al frente de nuestro pueblo (Capilla Nueva de Mercedes), una vez que parte de los paisanos que con Viera y Benavídes tomaran esta población, marcharan hacia Villa Soriano.
A través de los mismos se nota su preocupación por organizar apropiadamente las fuerzas con las que contaba, pues las mismas estaban constituidas en su gran mayoría por gente sin experiencia en el manejo de las armas e incluso en muchos casos carentes totalmente de las mismas, salvo su propio cuchillo o facón y sus infaltables boleadoras.
En los diversos puntos comprendidos en “las Instrucciones” que redacta y entrega a los distintos Jefes de División, se nota la preocupación de poder armar, a la mayor brevedad a esas fuerzas que cataloga como “los Hijos del Paíz”…”a las órdenes del Gobierno de Buenos Aires”… estableciendo lo siguiente:
- Que se hagan cartuchos de fusil y cañón y se municione toda la gente.
- Que mañana y tarde hagan ejercicio de cañón; que se recoja toda la pólvora y balas de las Pulperías y que entregadas al Comandante de Artillería se hagan cartuchos de toda clase.
– Que se mande hacer por el Herrero 40 o más chuzas, para los que no sepan de armas de fuego ni tengan lanzas (se aprecia por esta disposición que muchos criollos no tenían más armas que las que mencionamos más arriba).
– Ordena también la constitución de distintas divisiones mandadas por cabos y compuestas por 16 soldados cada una; organiza los artilleros que tendrán a su cargo los cañones; establece las obligaciones de los Comandantes, el orden en que deben hacer los servicios de vigilancia y manda también que se hagan ejercicios militares.
(Se demuestra así que las fuerzas están formadas en su mayoría por entusiastas paisanos sin ninguna formación militar, dispuestos a combatir ante quien fuera y de cualquier manera).
- Entre las disposiciones para la organización administrativa ordena depositar la vara de Alcalde en quien fue elegido el pasado año, el que deberá dar recibo de los dineros que aporten los españoles pudientes, a quienes se conminará que así lo hagan, dinero que servirá para pagar los gastos que se originen por estos movimientos .
- Contienen también esas Instrucciones ordenanzas sobre envío de partidas al Espinillo y San Salvador, disponiendo también que se envíe una persona a Buenos Aires para informar sobre lo acaecido en los días que han corrido desde el 27 de febrero del año 11.
– Y algo que reclama y sostiene,- (lo que luego no se cumple) - es que se aseguren ( o sea que se mantengan detenidos) a todos los europeos hasta que la Junta de Buenos Aires ordene lo que debe hacerse.
Pero ubiquémosno en cómo era entonces nuestra población: la capilla dando su frente al río, en una pequeña altura desde donde se dominaban todos los alrededores pues los baldíos eran numerosos y las edificaciones de entonces eran muy bajas en general, por lo que la vista podía extenderse libremente en todas direcciones. La mayor parte de la manzana que contenía el templo estaba despoblada, sólo ocupada por el cementerio sobre su lado oeste y las construcciones de más fuste eran justamente las de los españoles: así encontrábamos la de Anselmo Crespo de la que Pedro Manuel García ocupaba parte de ella, según ya dijimos; la de Benito Chain, la de José Rodríguez - en cruz también frente a la Plaza –(hoy de UTU y antes Colegio del Huerto) la que era ocupada por aquél con el Estanco o sea el lugar donde se abonaban los impuestos (en general sobre naipes y tabaco, como también sobre cortes de montes por tropas de leñadores y sobre partidas de cueros que se enviaban a Buenos Aires y al viejo mundo) por lo que se consideraba a Rodríguez como “el fiel Estanquero de la Corona”.
– Se destacaban en su construcción también la de José Lucas de Castromán y la de José Pita, una en cada esquina frente a la Plaza sobre la calle Colón de hoy, como asimismo la de Julián de Gregorio Espinosa y la de Mariano Chavez, su capataz.
La mayoría de ellos poseedores de grandes extensiones de campo del otro lado del río.
Recordemos también que sólo 4 años después (en 1815), pasa por aquí el Pbro. Dámaso Antonio Larrañaga en su viaje a Paysandú en su carácter de comisionado ante Artigas y describe la población diciendo que “tiene buenos edificios de ladrillos y azoteas, pero muy esparcidos por haberse destruido todas las casas de paja y de palo a pique que componían gran parte de la población”. Coincide esta descripción con lo escrito por Justo Correa en su informe a la Junta de Buenos Aires cuando dice: “ … y los españoles toda la noche iluminaron con fogones las bocacalles y se parapetaron arriba de las azoteas, alrededor de la Plaza y en las cuatro esquinas….” – refiriéndose a la noche del 27 de febrero cuando se esperaba la arremetida - el llamado “Grito de Asencio”- de los paisanos.
Veremos en próxima nota los requerimientos de Correa a Viera y sus desacuerdos.