La Pandemia ha quedado atrás, no tanto desde el punto de vista económico donde los efectos los sentiremos por bastante tiempo, pero sí se ha superado plenamente en cuanto a las restricciones de movilidad y vida normal del país.
A esta altura ya no quedan dudas que la Pandemia se gestionó de una muy buena forma, que nos permitió volver a la vida normal antes que el resto de la región, entre otros aspectos, en el educativo.
En ese sentido, tampoco hemos podido evaluar lo que se perdió, 2 años con cursos que no fueron normales, donde se apeló a lo que se podía, a la virtualidad, y claramente no es lo mismo, además fue un cambio brusco e impuesto, por lo tanto padeció de muchísimos problemas, hay mediciones que comprueban lo esperable, en el sentido que los que menos tienen, los Deciles más pobres del país, fueron los que menos conectados estuvieron. Asimismo, a los que nos tocó seguir clases de nuestros hijos escolares por Zoom sabemos lo difícil que fue, y en mi caso además, también me tocó conocer las dificultades desde el lado docente del monitor.
Hace unos años escribí un artículo, “De Educación como andamos”, y andábamos muy mal, eso fue por el 2017 o 2018, antes de la Pandemia, allí expresaba, en base a estudios objetivos, internacionales y nacionales, más allá de algunos avances (en cuanto a infraestructura y cobertura inicial), los problemas eran gravísimos. En cuanto a la calidad, las pruebas PISA impulsadas por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), en cada medición que se hace arroja resultados preocupantes, en promedio el 50% de los jóvenes de 15 años no alcanzan un nivel mínimo, lo que significa que no están preparados para competir en el mundo moderno. En casi 20 años de mediciones en algunos ítems estamos estables, y en otros con tendencia descendiente constante. Muy probablemente las pruebas recientemente efectuadas, no sólo no haya mejoras, sino que seguramente la Pandemia con la virtualidad haya tenido efectos, y los resultados que se esperan no son auspiciosos. Ya de pique, sin analizar qué hicieron los estudiantes, somos de los países con más pruebas incompletas del mundo, o sea que hasta en el rubro “ganas”estamos complicados. Y seguimos siendo de los países en América Latina donde menos cantidad de jóvenes terminan Secundaria (menos de la mitad), lo cual es escandaloso.
En el diagnóstico parece haber consenso, la educación en Uruguay en términos generales es mala, inequitativa, fuera de época, expulsa a los estudiantes de las aulas, y va bajando en calidad de forma sostenida. Y también hay consenso que una buena Educación es el único camino, más aún para un país como Uruguay, para lograr desarrollo, especialmente para generar igualdad de oportunidades, una sociedad más justa y con menos diferencias entre ricos y pobres.
Parafraseando a Einsten, “no pretendas que las cosas cambien si haces siempre lo mismo”, con esa premisa parece ser que una Reforma Educativa en serio, a fondo, es urgente e indispensable, se sabe que no se arregla nada con maquillajes. Lo intentaron los gobiernos de izquierda, al menos en el discurso, casi nada hicieron, o no pudieron hacer.
Aún antes que se conocieran algunos detalles, los gremios docentes y estudiantiles ya estaban decididamente enfrentados a la reforma, , lo cual no sorprende para nada, siempre estuvieron en contra de cualquier reforma que se esbozara, desde una batalla feroz contra la famosa reforma de Rama planteada por los colorados en los 90, y ni hablar cuando cobraron más relevancia en los gobiernos de izquierda, aquella frase de Mujica en su discurso de asunción, “educación, educación, educación”, quedó sólo en eso. Luego en el gobierno de Tabaré, cuando puso a dos especialistas (F. Filgueiras y J.P. Mir) a cambiar el ADN de la educación, cometieron sincericidio al decir que el cambio debía ser urgente y a fondo, sino habría que hacer una transfusión, duraron 6 meses en el cargo y nada se hizo.
El discurso para oponerse en general es el mismo, que no se les da participación, que debe abrirse un amplio debate, que el mágico 6 % en el presupuesto, en fin, con el matiz y color que se le quiera dar, pero en el fondo a los que manejan los gremios no les interesa poner en riesgo su status quo, mientras tanto mucha cháchara y pocas nueces, poco se hace, y ya superamos los 20 años de aumentos presupuestales y peores resultados en educación.
Uno de los gremios estudiantiles más resistentes al cambio es el gremio del centro de formación docente, el IPA, con sonadas ocupaciones etc., justamente esa Institución es la que más deserción estudiantil tiene en todo el sistema de educación pública, curioso no!!
Sinceramente no he leído aún la Reforma planteada, los que están atrás son profesionales muy capacitados y con amplia experiencia, seguramente no sea lo ideal, seguramente tenga deficiencias, pero de lo que sí estoy seguro es de la pertinencia en hacer cambios, y lamentablemente, no hay otra forma de hacerlos que de forma drástica, y urgente.
Llevará muchos años ver resultados auspiciosos, pero urge cambiar de camino, será largo y tortuoso, pero de una vez por todas debe encararse, ejecutarse, y comenzar a andar la nueva ruta, diferente a la actual, al menos hay chances de que sea lo correcto.
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