El mundo hiper globalizado en que vivimos, especialmente en Occidente donde la mayoría de las personas vivimos en sistemas capitalistas y sociedades de consumo, como casi todo, tiene sus cosas buenas y de las otras. Las Redes Sociales parecen que son las que dictan la agenda sobre lo que hablar, sobre lo que discutir, incluso con sus mega desarrollados algoritmos y la enormidad de datos de nuestras vidas que alegremente les ofrecemos, no sólo nos ofrecen las soluciones, sino que incluso nos generan los problemas. 

Todo pasa muy rápido en el mundo de hoy, y ello hace que uno “ande rápido” en el día a día, incluso la pandemia, que si bien ha significado un gran retroceso en el desarrollo del bienestar de grandes grupos de personas, que llevará años recuperar (si se recupera), pero por otro lado, ha demandado un avance exponencial en ciertas áreas, como la ciencia, y ni que hablar las TIC, Tecnologías de la Información y el Conocimiento. 

En ese mundo tan demandante, que nos bombardea constantemente con información, la lectura en la mayoría de la población joven se ha reducido a los 140 o 150 caracteres de un mensaje de Twitter o de Whatsapp, o una historia de Instagram, que además es contada, en general, no por una fuente objetiva sino que ya llega con el tamiz de alguien a quién esa persona “sigue”, es decir que la información ya les llega tergiversada. 

Quizá por ello, salvo que hayamos viajado a Oriente o seamos de los que aún cada tanto lee algún libro, la imagen que se tiene actualmente de Corea del Sur se asocia inmediatamente a sus éxitos mundiales como Samsung o Hyundai, sabemos además que es un país muy seguro, que cuenta con uno de los mejores sistemas educativos del mundo, y son conocidos por su emprendedeurismo, su tenacidad y su eficiencia. Además también sabemos que hace no tanto, al igual que Singapur y otros, hace unos 50 o 60 años, eran poco más que aldeas y estaban  bastante peor que nosotros en casi todos los índices de desarrollo humano.

Hoy en día es de los países más desarrollados e innovadores del mundo, con un gran apoyo del Estado, que no sólo no pone palos en la rueda, sino que es el gran incitador hacia la excelencia, por ejemplo ha construido un área llamada Pangyo, destinada a ser la Sillicon Valley de Oriente, que por ejemplo cuenta con un autobús autónomo gratuito que recorre sus calles, sólo por citar un ejemplo. 

Llevaría varios artículos escribir acerca de como lo han logrado, lo resume muy bien Andrés Openhaimmer, en su libro  “Cuentos Chinos”, básicamente  podríamos decir que haciendo casi todo al revés de cómo lo hacemos acá. 

Sólo para mencionar un aspecto, muy relevante por cierto, su sistema educativo es una clara muestra de la diferencia de la que hablaba, en Corea del Sur sólo el 10 % de los estudiantes con mejores notas pueden entrar a la Formación Docente, es decir que las maestras y profesores serán los mejores, y lógicamente se les pagará como a los mejores, en los billetes no figuran estampas de los próceres de la patria, sino que hay una escuela con sus maestras, a decir de Openhaimmer, no viven del pasado sino que su mira está en el futuro, y no hay mejor forma de crear un futuro más venturoso que educar bien a los nuevas generaciones. 

Otro aspecto que vale la pena mencionar es el “Suneung”, conocido como el Test de de Aptitud Escolar Universitaria, famoso por ser considerado el examen más duro del mundo, es tomado por el Estado al final de la educación secundaria, y lo que hace sencillamente es diferenciar quienes son los que están aptos para cada cosa, para ir a tales Universidades, para la educación en oficio, etc., incluso el examen termina determinando más que acceder o no a la Universidad, determina las perspectivas laborales, de ingreso, e incluso sociales de cada coreano. Se preparan para ese día desde el preescolar, pasando horas y horas a la semana en los centros de estudio, y luego en academias particulares (Hagwon), que proliferan en el  país. Para darse una idea de la importancia, a la hora del examen se para toda actividad para que el ruido no moleste la concentración de los estudiantes. A nuestros ojos, hacer ésta selección nos suena cruel y despiadada, como toda selección no es igualitaria sino que justamente, discrimina, clasifica, sin dudas tendrá aspectos negativos, (es de los países con mayor índice de suicidio entre los jóvenes), pero por otro lado rápidamente podemos identificar que el gasto en educación se utilizará más eficientemente, un tema discutible sin dudas, pero también vale recordar que por algo ellos nos venden celulares, computadoras, etc., y nosotros les vendemos arroz. 

Esas características, y la otra cara de la realidad de la sociedad coreana están expresadas en la serie de moda de Netflix, “El juego del Calamar”, eso sí, requiere que veamos un poco más allá de la primera impresión de la serie. Muestra especialmente la competitividad extrema, donde pugnan nada menos que por la vida, gira en torno a personas muy endeudadas que compiten sobre juegos de inspiración infantil, con cierta nostalgia  al estilo de vida del pasado cercano, el premio es una gran esfera con dinero (que siempre está a la vista),  que se va llenando cada vez más con cada nuevo eliminado. A primera vista muestra los hechos de forma estrambótica y desmesurada, bastante sangrienta,  los que voluntariamente acuden al juego, en general son personas que forman parte del estrato bajo de la sociedad, con problemas de composición familiar y especialmente financieros. Uno de los protagonistas fue a la Universidad y ese hecho excepcional se destaca permanentemente, como queriendo decir  ¿si eres un crack que haces acá?

De cierta forma muestra la cara oculta de una sociedad que conocemos sólo el éxito, cientos de miles que viven del lado opuesto al triunfo capitalista, y tanto como el examen Suneung, el juego es despiadado, el que no gana, pierde. No se empareja hacia abajo, mucho menos hacia arriba, y como toda competencia, para que haya un ganador deberá haber perderdores. 

Cabe mencionar que puede herir susceptibilidades, es bastante dura, cualquier similitud con la vida misma, no es casualidad. 

¡¡ Jugaremos….muevete luz verde !!

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