Caminos intransitables, cañadas y pantanos, abruptos desniveles, enormes barquinazos, roturas cotidianas, todo esto se sufría desde tiempo inmemorial, cuando las veloces diligencias debían recorrer los inhóspitos caminos, que no eran tales, sino simples huellas apenas marcadas por otro vehículo de iguales características que había pasado días antes por esos sitios.
Lugares había en que los audaces cuarteadores tomaban sendas diferentes para aliviar los trajines sufridos días antes, a la ida o a la vuelta de cada viaje, evitando así repetir las penurias del recorrido anterior. Se buscaba de esa manera hacer menos brusco el desplazamiento de los entrenados caballos, que al casi unísono tiraban de los arreos y de la lanza a la que iban uncidos, recibiendo las imprecaciones y los latigazos de los conductores de aquellos frágiles medios de comunicación.
Mientras, apuñados en dos o tres incómodos asientos, apenas aliviados por raídos y poco mullidos almohadones, viajaban los necesitados pasajeros de dirigirse a puntos relativamente lejanos, obligados por distintos compromisos que se debían cumplir. Eran habituales que entre ocho a una docena de sufridos hombres y mujeres debían trasladarse a cumplir con familiares que habían sufrido la pérdida de algún miembro de su entorno, a realizar compras imprescindibles para sus negocios o para sus mismos hogares, a firmar ventas o compras de bienes ubicados en lejanos destinos o incluso a contraer matrimonio con quienes se domiciliaban circunstancialmente en otro sitio.
Las distancias eran siempre muy extensas y se necesitaban varios días en general para arribar a destino, por lo que se debía pernoctar en las postas ubicadas generalmente a unas 20 leguas de distancia una de otra. Para llegar a Montevideo se empleaban, desde Mercedes, unos tres días con fortuna, debiendo realizar esas escalas por agotamiento de los caballos y por cansancio y necesidades de los viajeros y conductores.
Son numerosos los relatos de viajeros venidos de distintos lugares del mundo, que describen con lujo de detalles las peripecias que debieron sufrir para, por ejemplo, arribar a nuestro pueblo.
Mientras tanto, en distintos países se habían extendido ya las vías del ferrocarril, evitando todos los inconvenientes detallados, haciendo más placentero el viajar largas distancias, con todo tipo de ventajas comparadas con las anteriormente descritas. Incluso en Uruguay al comienzo del año 1869 se inauguró la primera línea entre Montevideo y Las Piedras, lo que despierta el interés de los gobernantes de otras poblaciones para conectarse a esas primeras experiencias del transporte sobre los rieles.
Debieron transcurrir varios decenios, soslayando distintos intereses, hasta que en los últimos años del 1800, partiendo desde la localidad de Mal Abrigo, punto final hasta el que se habían extendido las vías hacia el oeste, se trata de llegar hasta La Lata del Perdido, (lugar que luego se transformó en Cardona, años después), lográndose el interés de autoridades, de vecinos de origen extranjero poderosos, con grandes extensiones de campo en sus alrededores, de comerciantes de esos parajes y de sufridos y necesitados habitantes de esas extensas lejanías, los que aunados logran hacer extender finalmente las vías hasta lograr la terminal en Mercedes, justo lindando ( o casualidad ¡!) con una fracción ubicada sobre la ribera misma del Río Negro, propiedad del Frigorífico Liebig´s.
Los incrédulos chacareros, pastores, troperos y vecinos de aquellos campos que veían pasar los operarios en vagonetas, extendiendo las vías paralelas ocupando terrenos que iban siendo expropiados, donados o adquiridos, no creían en que verían poco después, el pasaje de una poderosa máquina despidiendo humo por todos lados, rechinando sus múltiples ruedas sobre aquellos hierros, probando que la misma pudiera deslizarse sin inconvenientes, dando así un enorme paso en el progreso de las comunicaciones, englobando no sólo el pasaje de personas, sino también la carga en general e incluso luego el transporte de ganado con destino a la capital, en vagones especiales para conducir el mismo.
El día 2 de octubre de 1901 arriba a la Estación Mercedes el primer tren, conformado por la máquina larga y negra coronada de una alta chimenea, que venía arrastrando un corto vagón (tolva) destinado para el carbón imprescindible para la locomotora y también un novedoso y coqueto vagón para pasajeros, cerrado totalmente e iluminado a través de 6 ventanas en cada lateral, cubiertas por vidrios, en el que viajaban algunas autoridades y técnicos del ente del riel de entonces, el que en su pasaje por distintos lugares asustó al ganado y también al vecindario de sus proximidades.
Recordemos que no todos los campos estaban alambrados y que tampoco estaban señalados los cruces con las precarias rutas de entonces por lo que el ganado estaba disperso incluso sobre las propias vías del ferrocarril.
Comprobado que el trayecto estaba en condiciones de utilizarse, poco después, el 15 de diciembre de aquel año -1901- arriba a la novel Estación Mercedes, el 1er. convoy oficial, dando lugar a grandes festejos que duran dos días intensos, con diversos actos y desplazamiento de pasajeros invitados, los que se trasladaron en otro convoy procedente desde Montevideo que arribó conjuntamente con el primero, transportando sorianenses y curiosos que pagaron un peso por cabeza, el que fue destinado íntegramente al Hospital de Mercedes, /
/ haciendo este alboroto el que toda la población se volcara a aquel lugar entonces alejado del centro, promoviendo un inusual desplazamiento de los pobladores que no querían perderse este espectáculo.
El Jefe Político de Soriano era entonces don Juan H. Soumastre, quien junto a otras autoridades entre quienes recordamos al Dr. Brito del Pino, Juez Letrado entonces, al Dr. Domingo Rivara Director del Hospital Mercedes, al Dr, Felippone, los Ministros de Guerra y de Fomento Gral. Pedro Callorda y Alfonso Pacheco respectivamente, al Dr. Horacio.García Lagos por la empresa del riel, al Presidente de la Junta E. Administrativa Federico Vives e integrantes de la Comisión Honoraria de vecinos entre otros, recibieron e inspeccionaron ese primer tren de prueba arribado a la recién terminada de construir “Estación Mercedes”
En próxima nota detallaremos los actos y festejos a que dio lugar este gran adelanto para nuestra zona, favoreciendo, entre otros beneficios, al acortamiento de los tiempos de los viajes y evitar las incomodidades que hasta entonces se experimentaban.