La exacerbación desmedida, el fanatismo y el extremismo, en general nunca son recomendables para ejercer ninguna actividad, porque básicamente nos ciega y nos hace agachar la cabeza e ir para adelante sin reparar en razones ni consecuencias. 

Se aprecia claramente en las hinchadas de fútbol, cuando algunos se ponen la camiseta de Peñarol y otros la de Nacional, se transforman en enemigos acérrimos, que pueden llegar a cometer atrocidades insólitas, como incluso llegar a asesinar al otro por la camiseta que tiene puesta, quizás ese otro la noche anterior estaba “del mismo lado” por ejemplo en un tablado, o es compañero de trabajo de un hermano, incluso amigo cercano de alguien querido, y solo porque hoy tiene puesta la camiseta del otro cuadro, ya merece ser castigado. 

Diferente es si hablamos del entusiasmo y la pasión para hacer o defender algo, en el entendido de poner todo de uno para impulsar una causa que se comparte, eso seguramente si sea bueno, pero como dice Kesman, una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa!!

Sobre estos aspectos conocen mucho las multinacionales que operan en Internet, es sabido que las grandes compañías como Google o Facebook, primeramente te recomendará aquellas cosas que ya saben que son de tu agrado, entonces sin darnos cuenta nos vamos encerrando en un mundo en el que solo existe una forma de ver las cosas, una única verdad incuestionable, que lógicamente es la mía.

Conozco personas que bloquean de sus redes sociales a sus parientes cercanos, a sus amigos, porque no opinan como ellos, si no eres de mi cuadro para mí no existe tu opinión, y tampoco quiero que mi grupo de amigos sepa que tengo un hermano que es del otro cuadro, nada de juntarnos a discutir racionalmente con argumentos, es mucho más sencillo no escucharte y de esa forma mi verdad nunca será cuestionada, solo escucho a los que opinan como yo y por lo tanto refuerzan mi parecer. 

Pensaba que al terminar el período electoral habíamos mejorado en ese sentido, pero parece ser que todo eso solamente había quedado en stand by, en segundo plano, ayudado lógicamente por el protagonismo de la Pandemia. Reconozco que no estoy demasiado al tanto de lo que se habla en las Redes Sociales, pero igual uno se termina enterando, y ahora me sorprendo que dos temas recientes que han adquirido mucha notoriedad, también son mirados con la óptica de Peñarol o Nacional, de buenos y malos, en política lógicamente es de Izquierda o Derecha, incluso llegan a encontrar la explicación del porqué ocurren con esa lógica binaria tan primitiva. 

Me refiero a la Operación Océano que está en los medios desde hace algunas semanas, parece ser que una serie de hombres pagaban por favores sexuales a menores de edad, no debería sorprender que sean personas con poder adquisitivo alto y entonces han circulado nombres de empresarios, profesionales, y hasta docentes; más allá de valoraciones éticas sobre el tema de fondo que sin dudas pueden ser muy cuestionables, hay una realidad que pega desde hace años en el país y diría en el mundo, a esta altura considerar adolescentes de 17 años como niños o niñas parece poco racional, pero más allá que estuvo cerca de aprobarse el Referéndum de la baja de la edad de imputabilidad, las normas que rigen hoy son claras y todos los ciudadanos deben apegarse a ellas, y pagar las consecuencias de incumplirlas. Hasta aquí el relato de un hecho que seguramente a todos nos gustaría que no sucediera, pero lamentablemente sucedió y sucede, aún más con la degradación socio cultural del país de los últimos años, sin embargo me cuesta encontrarle el tinte político a esta tema, a priori parece ser un problema de un grupo de personas  que utilizan un servicio, que no por viejo, se transforma en moralmente respetable, mucho menos cuando es imputable penalmente, y a lo sumo podríamos verlo como un serio problema social, pero para mí total incredulidad me entero que las “focas de izquierda” le encuentran una explicación muy sencilla, acusan a los “fachos de derecha” de ser los abusadores y aprovecharse de esas menores, forzando el análisis hasta poco menos que llegar a la explotación del Proletariado por el Capital tal cual lo planteaba K. Mark  hace 200 años, parece ser que solo aparecían en los celulares de esas menores aquellas personas que hubieran logrado acreditar ser Burgueses Capitalistas de derecha. 

El otro tema es la indignación generalizada, incluso la irreverente Denuncia Penal que pesa sobre un programa de radio que tiene un personaje de humor, Edison Campiglia, que ha hecho chistes y hablado mal, incluso menospreciado a la gente de Rivera. Más allá de que ese tipo de humor puede parecer de mal gusto, o incluso chabacano y ordinario, es solo eso, un personaje de humor, que tiene un nombre ficticio e incluso una voz que no es la de la persona que está detrás. Debo decir que me parece una ridiculez que este tema esté en la órbita penal (solo les faltó imputar el delito de terrorismo), y que incluso se haya gastado tiempo del Parlamento Nacional para tratarlo, ahora parece ser que es algo pergeñado por las “focas de derecha” para atacar a una persona que fue, según se dice, protegida y alentada durante los gobiernos del FA, a esa persona “se le acabó el recreo”, entonces los de un lado lo atacan y los del otro lo defienden. 

Si bien lógicamente ambos temas son diferentes en profundidad y gravedad, y cada uno hará sus valoraciones, a mi juicio ambos tienen la misma característica, no tiene absolutamente nada que ver con la política, o al menos tan poco que ver que no vale la pena ni mencionarlo, pararse a opinar de un lado o del otro según sea mi opción política, para matar o defender a ultranza, me parece que habla muy mal de nosotros como seres racionales y civilizados que se supone somos. 

En el fondo demuestra que lamentablemente mucha gente está cegada con aquello de “los buenos y los malos”, que es un discurso que hemos copiado de Argentina, y ha sido promovido incluso por fuerzas políticas, entonces no se analizan los hechos ni los dichos, sino que dependiendo de quien venga, ya tendré mi opinión a favor o en contra.

Como expresa la excelente canción de Tabaré Cardozo: “Me asusta seguir la manada, que defiende con uñas y dientes, viejas formulas equivocadas, que funcionan mecánicamente. Ya no tengo cruz, ni Asociación ni Sindicato, brindo a la salud del desertor en desacato, cuando esté liviano de equipaje, cuando prenda fuego mis insignias, voy a ser un libre pensador”.

El pensamiento crítico y el normal raciocinio es lo que nos debería regir, seamos capaces de analizar hechos sin camiseta, lo peor que podemos hacer es caer en ser un hincha enardecido o un crítico empedernido solo porque sea o no sea de mi cuadro, ni mucho menos cerrarnos a escuchar otras voces o denigrarlas, solo porque son otras. 

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