Con este título Artigas Osores Frías acaba de sacar a luz una configuración de relatos con la auto-confesión de que no ha tenido pretensiones de escritor sino una incontenible necesidad de expresar la riqueza de los mil recuerdos que moldearon su existencia.
Esa aclaración suya es fundamental; primero porque cada uno de nosotros no somos otra cosa que lo que los demás hicieron de nosotros. Y también porque (en un medio como el nuestro que ha tenido una rica historia literaria) ojalá muchos más se animaran a decir lo suyo sin pretender elogios, que no son necesarios sino a dar libertad a sentimientos que a veces se vuelven incontenibles en el interior de algunas personas.
¿De qué trata este libro? De una treintena de relatos breves de no más de 20 párrafos cada uno, nacidos de sus memorias. Son hechos ocurridos hace años que se anidaron a su recuerdo y que el autor desgrana con cuidado más allá de que el tiempo haya trabucado algún detalle o que se haya hecho necesario un poco de pimienta.
El libro recorre los barrios y las calles para apuntar a personajes conocidos o no con un denominador común: la pobreza, las injusticias y las causas comunes que unen a los hombres. Hay un riquísimo contenido que aflora en cada relato, que nos permite aprender a valorar conductas, especialmente aquellas cimentadas en la resignación de los miles que vivieron esperando épocas de prosperidad que nunca llegaron.
Valioso entonces el coraje de escribir (como el mismo lo define). Y si hemos de elegir dos de esos relatos hemos de permitirnos recomendar Dios y el Fútbol en la página 60 y especialmente La Musa del Rio en la pág. 54.