Hace casi 20 años escribimos una nota para un semanario haciendo mención a lo que fue la historia de una céntrica esquina, relatando detalladamente los cambios que tuvo desde la delineación inicial de nuestra ciudad, hasta la situación actual.

Al releer la misma notamos que sin querer hemos relatado lo que significó la evolución de esta ciudad, desde sus inicios hasta lo que hoy nos muestra.

Esos terrenos pasaron desde albergar antiguas construcciones con precarias viviendas, unas con techos de paja y otras algo más evolucionadas, cobijando a familias diversas, varias de las cuales tuvieron y aún perduran, protagonismos en el progreso del medio.

Los comienzos del poblado atrajeron a numerosos vecinos que buscaban instalarse por aquí para mejorar sin duda sus condiciones de vida y de sus propios familiares. Otros eran personas solas que buscaban a su vez conformar familias o comerciar de alguna manera en los oficios que desempeñaban, muchos de los cuales eran necesarios para empezar a plantear aquellos comienzos.

Queremos volver a relatar, para quienes no tuvieron ocasión entonces de leer lo que comentamos, lo que decíamos hace tantos años.

La historia que relatábamos estaba referida a los terrenos que forman el cruce de las calles actuales Eusebio E. Giménez y 18 de Julio, esquina sureste y que hoy es ocupada por el moderno edificio conocido como “Adela Teresa”.

Explicamos en primer lugar que esa denominación proviene del nombre de la señora madre de quienes fueron los últimos propietarios de ese terreno, antes de encararse la hermosa construcción actual de varios pisos y que alberga también a numerosas oficinas.

Fueron aquellos los hermanos Carminatti, ambos profesionales, vecinos de la ciudad de Fray Bentos, personas titulares de empresas diversas y muy relacionados con el medio, quienes quisieron homenajeara su madre  incorporando su nombre a ese moderno  edificio.

A vuelo de pájaro diremos que fueron varios los primeros dueños o poseedores de ese terreno que medía 50 varas por cada calle , algo así como unos 42 metros y fracción, totalizando una media cuadra por lado; nombrábamos entonces a Ignacio Valdivieso, Santiago Gutiérrez y Tomás Gregorio Ruiz que se fueran sucediendo en ese orden.

Por 1860 aparece como propietario alguien más conocido como lo fue don Antonio Sampayo Sampayo, portugués de origen, casado entonces con María del Rosario Sánchez quien comparte la mitad de ese terreno con Javier Gomensoro Albín que ocupa la otra parte del mismo.

El primero ocupaba una construcción de ladrillos y techo de paja y el segundo, una construcción ruinosa ya, con paredes de piedras y techo de tejas. Esos apellidos sí se trasmitieron luego a conocidas familias del medio.

Hacia el medio de la cuadra, por la entonces calle Montevideo (hoy E. Giménez), ubicamos luego un amplio corralón, algo común de la época, en el que se soltaban los caballos que se utilizaban en los distintos carruajes y menesteres de aquel entonces, únicos medios para transporte de las familias.

Luisa Sampayo quedó como dueña de esa fracción al fallecer su esposo y pasando el tiempo, ese espacio, ya en tiempos de los automóviles, se utilizó como una de las primeras canchas de tenis que tuvo nuestra población. Pasó luego a la familia González Sampayo, teniendo posteriormente otros titulares.

Pero lo que nos interesa destacar y hacer conocer es que aquí funcionó  durante algún tiempo uno de los cines al aire libre que tuvo Mercedes, el “Cine Plaza”, muy concurrido en épocas de verano y que podía recibir a más de 400 personas, que no sólo podían apreciar las “cintas” en blanco y negro propias de la época, también designadas como “las películas de biógrafo”, sino también , cómodamente instalados , saborear algún bocadillo o ayudando a atemperar la canícula de la época calurosa, bebiendo algún refresco o hacer caso a la propaganda de la Cerveza Patricia cuyo aviso se exhibía, junto a otros, en las paredes laterales de ese recinto al aire libre.

Como decimos, rodeando las bajas paredes laterales se promocionaban, dibujadas en las mismas, nombres de distintos productos o comercios del medio, forma utilizada entonces para ese tipo de propaganda, destacando entre ellas la del Agua Asencio, producto nuestro, la del Taxi 777 con agencia en bajos del Hotel Brisas del Hum, la Sidra y Naranja Salus, igual que la Yerba Sara, también una marca de cera para pisos y muebles, las Pinturas Granitol y por supuesto la Cerveza Patricia junto a los necesarios helados .

En el desparejo piso del local  se habían desplegado una serie de mesas rodeadas de tres sillas cada una, que conformaban las filas finales de “la platea”, próximas al paredón en que se había instalado una cantina que era atendida por varios mozos y que lindaba con la entrada al recinto, cubierta esta con una cortina que impedía ver desde afuera las películas proyectadas al frente de la larga platea conformada con varias filas de sillas de abrir, con un buen respaldo de tela, que hacía placentera la sesión, generalmente nocturna, ya que el recinto carecía de techo y debía estar pendiente de que no se descolgara un imprevisto chaparrón.

En esos casos la programación se trasladaba al Cine Glucksmann donde se contaba con otras comodidades y se estaba a cubierto de una mojadura.

También junto a la amplia cantina se habían acondicionado espacios para baños, junto al paredón contra el frente del local.

Este entretenimiento veraniego se mantuvo durante algunos años, disputando la preferencia con el de iguales características ubicado en la propia Rambla mercedaria.

Recordemos también que luego se comenzaron a proyectar películas en improvisados lugares, como las plazas Funes, Flores y zona del Estadio por una empresa particular, así como por la firma Merco Publicidad también posteriormente. 

En concreto el terreno a que nos referimos quedó abandonado luego y utilizado durante cierto tiempo por la propia Intendencia Municipal, como lugar de estacionamiento de los vehículos de sus funcionarios y autoridades.

Posteriormente adquirido por la firma de los hermanos Carminatti se proyectó y edificó ese hermoso edificio que prestigia la urbanización de nuestra ciudad, habiendo sido inaugurado el 24 de octubre del año 2001.

En su estructura, dividida en varias partes, se levanta una torre de unos 10 pisos, más otro cuerpo que cuenta con planta baja y tres pisos y frente a ambas calles y a nivel del suelo ostenta distintos locales para diferentes oficinas.

La visión de los hermanos Carminatti, quedó de manifiesto al enfocar su punto de mira en este terreno que permanecía prácticamente abandonado en pleno centro de Mercedes, afeando un entorno que merecía tener mejor destino.

Uno de los directivos de aquella empresa, que también abarcaba el ramo de transporte de carretera con la Empresa Cut Corporación, antes ETA, era el Dr. Mario Carminatti, quien fuera Intendente de Río Negro en dos ocasiones y falleciera muy joven.

Mario conocía muy bien nuestra ciudad, pues cuando era estudiante en la época que no existían cursos de Preparatorio de Derecho en el Liceo de Fray Bentos, concurría en un ómnibus de la entonces Eta, diariamente, junto a otros estudiantes a los cursos que se dictaban en el Liceo José María Campos. 

El edificio referido con sus 10 pisos y demás locales, estratégicamente ubicado, realza el urbanismo de nuestra  ciudad.

El edificio referido ostenta el nombre de “Adela Teresa”, en homenaje a la madre de los hermanos Mario y Ruben, doña Adela Teresa Oliveri, esposa del padre de aquellos don Gualberto Carminatti.

Así luce actualmente al cumplirse 18 años de haber sido inaugurada esta construcción, constituida en una de las pocas edificaciones cuya altura supera los cinco pisos. 

Como decíamos al comienzo, el solar sobre el que se encuentra construido evolucionó desde los orígenes del poblado, ocupado por precarios y eventuales alberges de los primeros vecinos del incipiente poblado, con toscas paredes y techos de paja, pasando por ser un sitio destinado a corralón, luego transformarse en lugar destinado a exhibición de filmes, posteriormente utilizado para aparcamiento de vehículos y finalmente constituirse en la cimentación de este alto edificio.