A los 91 años dejó de existir ayer Beatriz Haedo de Llambí, una de las mujeres uruguayas que más intensamente se relacionó con todo el arco político y cultural.
Con una vida vinculada al poder, no hubo acontecimiento político en el Río de la Plata que no la haya tenido como testigo privilegiada o co-protagonista. Hija única de Eduardo Víctor Haedo y Rosa Garramón, fue la mano derecha de su padre en el período 1925 a 1966.
Los episodios que figuran en los textos de Historia tuvieron a Beatriz como protagonista.
De su padre heredó la cintura política y el don de reunir en torno a una mesa a las figuras más antagónicas.
Con apenas 19 años y en la asunción de Juan Domingo Perón a la primera Presidencia en 1946, conoció a Benito Llambí por entonces, Jefe de Protocolo de la Casa Rosada. "Algún día me voy a casar con él", le dijo a su padre y 17 años después en la Catedral de Montevideo recibía a dignatarios y artistas como invitados especiales.
En 1974 antes de partir junto a su marido a Canadá donde sería Embajador, este se reunió con Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz y le recomendó que se marcharan de Argentina. Ambos serían asesinados menos de dos años después.
Poetas, escritores, músicos, pintores y políticos, se movieron como familiares de Beatriz. Pablo Neruda, Juana de Ibarburu, Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares, José Luis Zorrilla de San Martín, Cantinflas y el Che Guevara (foto), estrecharon su mano.
Conversó con cinco Papas y hace más de 50 años residía en Buenos Aires rodeada de recuerdos, cuadros y documentos.
Su vida se apagó a raíz de una afección cardíaca.