Lo que parece ser una notoria dicotomía entre “Solidario vs. Egoísta”, a mi modo de ver cuando tratamos esos conceptos encuadrados en una sociedad moderna, del siglo XXI, no son calificativos antónimos sino complementarios.
Nadie va a negar que la Solidaridad como ideal suena altruista, queda fenómeno decirlo y es agradable de escuchar, es casi una utopía que seguramente todo las personas compartan, muy probablemente nadie en su sano juicio no esté de acuerdo cuando escuchamos la frase “queremos un mundo más solidario”.
Es un valor humano exquisito, indiscutible, entonces en estos tiempos electorales se escucha seguido que algunos candidatos insisten y pregonan por  más Solidaridad, como que fuera la base indispensable, necesaria y suficiente, para poder construir igualdad, la solución a todos nuestros problemas. Parece ser que no se llega al Nirvana de una sociedad igualitaria porque los seres humanos somos unas basuras faltos de valores, que solo nos interesa que nos vaya a bien a nosotros sin preocuparnos en lo más mínimo por lo que le suceda al resto, acaparando bienes y poder siempre en detrimento de los más desfavorecidos.
Como discurso para levantar aplausos en la tribuna es inapelable, un éxito seguro, sin embargo hagamos el intento de adentrarnos en los conceptos trayéndolos al mundo del año 2019, y hagamos el esfuerzo de transformar esos conceptos  abstractos en empíricos.
La primera definición de Solidaridad que aparece en Google es “Adhesión o apoyo incondicional a causas o intereses ajenos, especialmente en situaciones comprometidas o difíciles.” Si buscamos como lo define la Real Academia Española encontraremos “Adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros”, a prima face uno podría decir que se confirma que es todo lo contrario al egoísmo, entendiendo al egoísta como aquél que se preocupa y antepone su interés propio al del prójimo.
En ese sentido hace unas semanas mientras almorzaba leía una columna de opinión en un diario de la capital que me merece comentar, hablaba de esto mismo, de cómo la falta de solidaridad es lo que hace

que el mundo sea lo que es, millones de niños con hambre, etc. etc. Mencionaba a la persona más rica del mundo, Jeff Bezos, creador y CEO de Amazon, hacía profusos cálculos aritméticos de los miles de millones que tiene y que teniendo 55 años ha ganado no sé cuantos miles de dólares por hora de su vida, y claro, llegaba a la conclusión que era un despropósito, una locura, un sinsentido, que por otro lado había millones de personas viven con 1 dólar al día. Me preguntaba que opinaría ese columnista, ¿Cuál sería la acción más solidaria que podría hacer ese millonario?, repartir su riqueza entre los 7.500 millones de personas que habitan la tierra, seguramente nada pueda ser más “solidario” que eso,  serían aproximadamente 17 dólares a cada ser humano.
Pues no!!! está totalmente equivocado, eso sería pan para hoy y hambre para mañana, típico error conceptual que no nos cansamos de repetir y repetir. Esa persona que se critica, ha creado una empresa multimillonaria de la nada, ha generado y desarrollado tecnología que hace avanzar al mundo, comenzó con 10 empleados y hoy da trabajo a 650 mil personas de forma directa en 50 países. La actitud más solidaria que puede hacer el Sr. Bezos es continuar haciéndose hiper mega multi millonario, desarrollando sus negocios, invirtiendo, dando cada vez más empleo y posibilidades de desarrollarse a centenas de miles de personas que luego, mediante lo que en economía se conoce como “efecto derrame”, llegará a los estratos económicos más bajos.
En el mismo sentido hay un aspecto muy relevante que se suele olvidar, Los Impuestos que redistribuye el Estado, esa es la forma en que las sociedades modernas generan una solidaridad organizada, sistemática y estructurada, recibiendo fondos de quienes tienen capacidad de contribución y pago de tributos para distribuir mediante Políticas Públicas a quienes más lo necesitan. En donde el Estado debe jugar un papel fundamental,  deberá ser eficaz y eficiente para cumplir ese rol esencial y que el Sistema funcione.
Éste es un aspecto no menor que se olvida en el discurso facilista, si bien es cierto que las grandes Corporaciones pueden encontrar opciones de elusión de Impuestos sobre sus rentas (Zona Franca por ejemplo), solo considerando el Impuesto a la Renta sobre los salarios que pagan a sus empleados ya son cifras multimillonarias, serán recursos estatales que luego vía Políticas Públicas el Estado distribuirá entre el resto de la población, especialmente entre los más desfavorecidos.
Cualquier persona que le vaya bien y gane mucho dinero por su esfuerzo destinará gran parte de sus ingresos a pagar tributos, cualquier empresa que crezca y se expanda lo mismo, de forma directa o indirecta se pagarán muchos impuestos. Los países desarrollados son justamente los que más porcentaje recaudan en ese sentido, los Nórdicos tienen presión tributaria de más del 40 %.
En Uruguay somos los segundos en América Latina con una presión tributaria que casi llega al 32 %, eso significa que del total del producto generado en el país, el Estado se queda con un tercio que luego redistribuirá. Un trabajador clase media en Uruguay, entre el IVA de lo que consume, IRPF, Impuestos indirectos incluidos en las tarifas públicas, Tasas, Contribuciones, etc, según estudios de Consultoras Internacionales destina más del 50 % a pagar Impuestos, de cada 2 pesos que gana 1 lo paga en Tributos, cabe preguntarse ¿eso no es ser extremadamente solidario?
No generaremos una mayor solidaridad sustentable si le damos 20 $ al que limpia vidrios en el semáforo, sino que en la medida que mediante el esfuerzo diario logremos aumentar el valor que agregamos con lo que hacemos, podremos incrementar nuestros ingresos y de forma directa aumentaremos lo que pagamos de Impuestos, después corresponderá al Estado ser eficiente en la distribución, pero nosotros ya hicimos nuestra parte.
No debe haber una persona menos solidaria que aquella que se pasa el día en la plaza del barrio juntándose con su barrita de amigos, sin estudiar ni trabajar, recibiendo la ayuda del que se esfuerza; o aquella familia que no manda su hijo a la Escuela y aún así pretenden cobrar la Asignación familiar (casi 10 mil familias en Uruguay).
Como indicaban las definiciones que fueron mencionadas, es factible y lógico apelar a un esfuerzo extra de solidaridad en determinadas situaciones  extremas, por ejemplo en catástrofes naturales, pero ello reviste la característica de excepcionalidad, nunca ningún sistema puede operar en base a la solidaridad discrecional porque está sujeta al voluntarismo personal en momentos determinados. 
Desde la Solidaridad en sí misma no se construye ninguna sociedad desarrollada, se construye desde el esfuerzo individual para lograr los objetivos de cada uno ó de los grupos a los que pertenecemos, lo que redundará luego en beneficio de todos, y de forma sostenible en el tiempo.
¡¡Ojalá tuviéramos algún Jeff Bezos en Uruguay!!