Fue organizada por API, Acompañando la Primera Infancia Previniendo Patologías.
Las disertaciones estuvieron a cargo de los Sicólogos Gabriel Donzino y Silvia Morici especialistas en salud y educación en infancia y adolescencia.
Los temas
Los temas aborda- dos pasaron por: Historia de las Clasificaciones Psiquiátricas de los Trastornos del Niño y sus consecuencias en la práctica actual. La importancia y la necesidad de un diagnóstico para evaluar la dirección del tratamiento y la estrategia más adecuada. ¿Diagnosticar o clasificar la infancia?
Diferenciar entre diagnóstico clínico y diagnóstico clasificatorio. Diferenciar entre evaluar y “escuchar” a un niño. Diferenciar entre prevenir y predecir un desarrollo patógeno. El rol del agente de salud en el acceso al sufrimiento psíquico infantil. El rol de la Escuela en el acceso al sufrimiento psíquico infantil. Intervenciones posibles en la clínica y en las aulas.
Algunos Conceptos
Entre algunos conceptos muy técnicos se pudo establecer la importancia de tener un diagnóstico pero también la flexibilidad de poder manejar los datos que se les entregan a los padres
Hablaron del panorama cada vez más confuso que se observa ante el surgimiento de nuevas problemáticas de la infancia con un exceso de medicalización que, muchas veces, etiqueta y patologiza a niños que están en pleno proceso de maduración y de- sarrollo.
La Fonoaudióloga Gabriela Naviliat integrante del equipo de API Soriano contó a Crónicas que el rol de los padres y la importancia de escuchar y atender lo que el chico quiere contar o advertir sobre sí mismo también fue tema de debate e información.
Expresó que los profesionales dejaron en claro que “no se pueden hacer generalizaciones sobre todo cuando las expresiones sintomáticas surgen durante la infancia, sobre todo porque el niño está en desarrollo de sus capacidades madurativas y posee una enorme flexibilidad en sus mecanismos psíquicos, ya que está en los momentos donde su mundo emocional se está armando”
Señaló que la infancia se caracteriza por ser un proceso en movimiento permanente donde el niño va a ir adquiriendo día a día nuevos logros y desarrollando nuevas capacidades.
“Este concepto, de entender que un niño no es un sujeto ya completado, sino que está en pleno proceso madurativo, es básico para comprender todas las expresiones de la infancia”, concluyó.
En definitiva se destacó “la importancia de tener un diagnóstico y a partir de éste, saber que estrategias utilizar para abordarlo con el niño, con los padres y con la institución educativa. Es fundamental el ambiente familiar y social donde se desarrolla el niño”, concluyó.