El equipo de profesionales que llegó a Mercedes en las últimas horas representando a la Mesa Coordinadora tiene como objetivo difundir en todos los departamentos del interior lo que se viene haciendo y cuáles son los lineamientos a seguir en la prevención del embarazo no intencional en adolescentes.
En Soriano se trabajó con los equipos y operadores de los diferentes sectores de la salud pero también de la ANEP, del MIDES, INAU.
La Dra. Silvia Graña dijo que la meta es disminuir el embarazo en la adolescencia porque “es un problema, y es la expresión de la desigualdad y fragmentación que tenemos en el Uruguay y en la región”.
Recordó entre otros aspectos que en setiembre de 2016 el gobierno uruguayo anunció públicamente el compromiso y voluntad política de diseñar e implementar una “Estrategia intersectorial y nacional de prevención del embarazo no intencional en adolescentes”. Esta iniciativa es impulsada por los Ministerios de Salud Pública, Desarrollo Social, Educación y Cultura, la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, la Administración Nacional de Educación Pública, el Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay y la Administración de los Servicios de Salud del Estado, con el apoyo del Núcleo Interdisciplinario Adolescencia, Salud y Derechos Sexuales y Reproductivos de la Universidad de la República y del Fondo de Población de las Naciones Unidas.
Esta Estrategia forma parte del Plan Nacional de Primera Infancia, Infancia y Adolescencia 2016 - 2020 y de los Objetivos Sanitarios Nacionales 2020. Su diseño e implementación se basan en el reconocimiento que el embarazo no intencional en adolescentes en Uruguay es una expresión y consecuencia de desi-gualdad y segmentación social. Es parte de una cadena de determinantes asociados a la exclusión y la vulnerabilidad social y de género. En todos los diagnósticos que incorporan perspectiva de género y juventudes, puede visualizarse cómo la desvinculación educativa, el desigual acceso al mercado de trabajo, la emancipación de los hogares a edades tempranas, el entorno social en general, entre otras condicionantes, afectan particularmente las capacidades de elección de las mujeres adolescentes y jóvenes sobre sus proyectos de vida. La maternidad se impone como una situación a atender desde la política pública cuando la escasez de espacios de desarrollo personal, social y el ejercicio de derechos se ve tan restringido que ésta se presenta como el único proyecto personal posible, situación que afecta a muchas adolescentes en situación de vulnerabilidad y exclusión social. Lo que aparece con claridad es que seguir adelante con un proyecto de maternidad temprana no debería redundar en nuevas situaciones de exclusión que restrinjan aún más las posibilidades de desarrollo de las adolescentes.
Las cifras
Al dar cuenta de las cifras, expresó que la realidad del embarazo en adolescentes en el país, es una expresión de desi- gualdad y segmentación social. Es parte de una cadena de determinantes vinculados a la exclusión, la vulnerabilidad y el ejercicio efectivo de derechos económicos, sociales y culturales. Lo que se enfatiza en barreras para el acceso a bienes, servicios y oportunidades, para el futuro tanto desde lo laboral como educativo.
El nivel de la fecundidad de adolescentes en Uruguay es muy alto y resistente al descenso: el país presenta cifras altas, 60 por mil mujeres de 15 a 19 años en 2014, en relación al promedio del mundo, 45 por mil y la región, 65 por mil.
Señaló entre otras cosas que los embarazos en menores de 15 años se vinculan particularmente y lamentablemente con abuso y explotación sexual, en su gran mayoría y que es por esa razón que se viene trabajando con muchas ganas para “hacer un mapa de ruta que alinee la respuesta de los diferentes operadores”, concluyó.