Seguramente sea inherente al ser humano que procure  sentirse reconocido y valorado por los demás, y quizás sea por ello que hasta sin darnos cuenta, tendemos a ser autocomplacientes con nosotros mismos y magnificar nuestros logros, y ello aplica al país y también al gobierno. Nos regocijamos con las genialidades que se nos ocurren e intentamos reafirmar el concepto instalado que somos un país de primera línea en innovación, que estamos a la vanguardia mundial en regulaciones, y que vamos marcando el rumbo.

Escuchando música en Spotifi en modo aleatorio, cae en suerte un buen tema del grupo de rock Argentino Callejeros, “Fantasía o Realidad”, e inmediatamente me convencí que debía ser el nombre de éste artículo, sencillo y literal. 

En nuestro Uruguay ya a esta altura del campeonato es bastante claro que de la Suiza de América va quedando bastante poco, ni hablar si solamente nos comparamos en aspectos como los resultados de la educación donde más bien estamos peleando el descenso. Sin embargo parece que nos empeñamos en promocionarnos y convencernos que somos la Estonia de Europa, un país chiquito entre grandes vecinos pero extremadamente moderno e innovador, con ideas revolucionarias y haciendo caminos nuevos que seguramente después sean imitadas por otros, lo cual seguramente sería una buena estrategia, pero lejos de ser una realidad del presente.

Habría más de una decena de aspectos que se podrían mencionar pero me limitaré a los más significativos acerca de la incoherencia de forzar conductas que colidan con realidades, costumbres y hábitos afincados, y que los resultados son por lo menos muy discutibles.

Comenzando con la gran cruzada contra el Tabaco, que seguramente además sea de los temas que más consenso exista entre los ciudadanos acerca de los daños que genera, sistemáticamente se regulan prohibiciones publicitarias, suba de impuestos y otras medidas para desincentivar el consumo. Oficialmente el consumo ha bajado según las mediciones, todos festejamos que no se fume en lugares cerrados, pero… ¿no corremos riesgo que aumente el contrabando? Eso es lo que afirman las empresas tabacaleras mientras que desde las autoridades se replica que no hay evidencia de ello. No es un problema solo nuestro, en un viaje por Alemania hace un tiempo, país de primer mundo si los hay, donde una cajilla de cigarros cuesta una fortuna, fui testigo de cómo jóvenes de Berlín se  organizan y un amigo cada vez recorre los 300 km. que los separa de la frontera con Polonia donde la cajilla cuesta 5 veces menos para proveer a todo el grupo.

Se ha revelado que el consumo de alcohol es alto y preocupante, especialmente en los jóvenes, otro producto indudablemente nocivo para la salud, y que es lo primero que se nos ocurre, prohibiciones varias, registro de proveedores, agregar etiqueta que advierta sobre los daños, etc.  ¿Alguien piensa realmente que con ello se logrará que los jóvenes consuman significativamente menos? Parece al menos dudoso, ya han surgido apps de delivery de alcohol y seguramente aparezcan personas con heladeritas en la calle como vemos en Brasil, si existe la demanda existirá la oferta, y nuevamente las capacidades de control no serán suficientes. Todos hemos visto películas ambientadas en el Siglo pasado en EEUU cuando imperaba la Ley Seca y sabemos cómo resultó. 

Reducir efectivamente los consumos de productos nocivos para la salud es loable y debe ser una obligación pública, hay que buscar estrategias de largo plazo que cambien los hábitos, que generen nuevas costumbres y control social, es bastante claro donde se debe comenzar, en la transmisión de valores familiares y en la educación. Un ejemplo positivo lo vemos en la alimentación y el sedentarismo, no fue impuesto por decreto que la gente está cambiando los hábitos y se preocupa por comer sano y hacer deporte. Esto no quiere decir que el esfuerzo de las políticas públicas sea en vano, sino que el verdadero cambio es de mediano y largo plazo, las imposiciones no siempre generan avances.

En Montevideo la Intendencia coloca radares de control de tránsito de primer mundo y cobra multas de medio salario básico (8 mil pesos), está perfecto, las normas están para cumplirse, pero…¿qué sucede con sus obligaciones? Sigue la basura tirada, el tráfico es un caos, las veredas parecen las de Kabul, etc. etc., entonces genera en los ciudadanos un mayor rechazo que el normal y no cambia las conductas de fondo.

Existían grandes problemas de seguridad en las estaciones de servicio por robos especialmente por las noches, prohibimos la utilización de efectivo en horas nocturnas, hoy por hoy incluso si pretendes cargar combustibles por más de $ 800 durante el día no puede ser en efectivo (sin embargo si estaría permitido dos cargas de $ 799 con una vuelta manzana de por medio), mil complicaciones, reclamos de los empresarios por los costos financieros, etc etc. Nuevamente, ¿alguien piensa que los que se dedicaban a robar estaciones de servicio ahora arrancarán para los 8 hs.!!? Es como que si te duele la cabeza te revientes un dedo con un martillo, seguramente te olvides del dolor de cabeza por un rato.

Estamos a la vanguardia en normas de control financiero y cada vez somos más estrictos y formalistas,  ¿y qué es lo que lamentablemente termina sucediendo?, surgen los “Cambio Nelson”, y no todos los que operaban allí eran especuladores codiciosos por más que si los había, también estaba el trabajador honesto como aquel distribuidor que trabajaba todo el día terminaba a las 19 hs. y  cobraba 10.500 dólares, se los debería llevar a su casa y pasar media tarde siguiente en el Banco mostrando los 500 recibos que los justifican. Si se controlara efectivamente a los Cambios de Moneda como sería deseable, mañana aparecerán las “Ferretería Nelson” o lo que fuere, y no hay mecanismos de control que den a basto.

La Inclusión Financiera es otro gran tema, más allá que los grandes objetivos son claramente compartibles, no nos paramos un segundo a pensar porqué genera tanta resistencia, ¿está todo el país preparado para obligar a bancarizar?, ¿estamos preparados para manejar tantos datos de forma segura y eficiente? Entre decenas de interrogantes que nos podríamos plantear. 

Me olvidaba hablar sobre la marihuana legal, pero a decir verdad sobran los comentarios. 

Lo primero que deberíamos hacer es posicionarnos en lo que verdaderamente somos, como individuos, como sociedad, como país en definitiva. Está bien pensar en lo que pretendemos ser, pero eso debe ser una guía para planificar a largo plazo y no ahorraremos camino por la fuerza.

No podemos aplicar políticas y normas de un país que no somos, el famoso dicho “hecha la ley hecha la trampa” lamentablemente va mucho con nuestra idiosincrasia, y entonces lo que lograremos es crear un mundo ilusorio, muy destacable en Congresos Internacionales acerca de nuestras regulaciones y normas, pero poco válido para lograr efectivamente los ensalzadles objetivos que persiguen. 

Si tenemos un Fusca del 70, no podemos ir a 160 km. por hora para llegar antes a destino. Hay que ir despacito y por las piedras, siendo innovadores pero en la forma de cambiar de raíz los problemas, de que no lleguen a generarse, o que se auto controlen desde su  génesis, no debemos olvidar que siempre la realidad es más fuerte, y ponerle regulaciones para que sea lo que no es, será como poner una tapa a una olla en ebullición, más temprano que tarde terminará buscando la forma de liberar esa presión y seguramente sea por donde no lo pretendamos.

(Las expresiones son a título personal y no comprometen a ninguna Organización)